Rosaria, Mother of Rebirth - Dark Souls 3
Sobre
los cuerpos ajenos nos hemos manifestado hasta el hartazgo en redes sociales y círculos
de opinión. La obligación de cuidarlo o el derecho a disponer de él es un tema
que siempre remueve emociones encendidas en la gente. Pero ahora me quiero
referir a un cuerpo ajeno que es defendido como propio por los amigos de la
ciudad de Oruro. El de la virgen del Socavón y la pintura de Rilda Paco.
Ante
la obra de la señorita Paco algunos fieles (no todos) y autoridades
públicas (con lamentable actuación), en lugar de manifestarse con madurez y seriedad,
sólo dejaron mal parada a la ciudad del Pagador y a sus habitantes (que en
general son buenísimas personas) con amenazas de juicios y actos de desagravio.
Fueron secundados por ciudadanos orureños que emplearon algunas de las peores
muestras de ortografía y redacción para amenazar a la autora, a su obra, a la
UMSA (escapa a mi limitado entender el por qué, pero así fue) y a cualquiera
que se levantara para defender la libertad de expresión. No se midieron a
momento de amenazar con insultos, matanzas y violaciones a la pintora. Lo leyó
bien querido lector: amenazas públicas de violar a una mujer.
Este
punto es el que me llamó la atención. Hemos demostrado lo corta que es nuestra
mecha cuando nos enfrentamos al otro. Una sulfúrica respuesta es la que han
lanzado los arriba mencionados cuando fueron criticados sobre los verdaderos motivos
de su fe (que comulga sin conflicto con el desenfreno y la farra, ambas hijas
de dios). Sazonados los males con la clásica capucha de anonimato que da el
hacer las cosas en defensa de “el pueblo orureño”, “la patrona del Socavón”, “la
iglesia católica”, “la fe popular”, etc. Ni a los agentes del orden ni la
ciudadanía se les ha movido una pestaña al leer las amenazas a las que fue
sometida Rilda Paco, más allá de darle la cobertura noticiosa de rigor. Tristemente,
sólo perdurará el deplorable ejemplo sobre cómo no debe reaccionar la sociedad
ante una afrenta, ajena de paso.
Hechos
los daños, ofrecida la disculpa (la de Rilda Paco, sus detractores siguen amparados
bajo el manto del chusmerio), parece que los defensores de la fe no pretenden
ceder un paso. Bueno será. Como dije en otro espacio, lo que nos muestra el
espejo es lo que nos aterra. No deberíamos quejarnos del que nos lo puso en
frente. Ahora, si existiese una Virgen del Socavón (tema metafísico cuya
respuesta desconozco), seguro estoy que ella debe sentirse como la menos
agraviada. Al fin y al cabo, el catolicismo es la religión del perdón y de dar
la otra mejilla. Spero futurum ut.
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